Durante el evento Quiropráctica Eficaz 2019, se reunieron en Argentina quiroprácticos de habla hispana de todo el mundo. Entre ellos un grupo de chilenos, los Quiroprácticos Lili Delgado, Jorge Campos, Joaquín Farias, y Marcel Miranda.
Durante el fin de semana, uno de los Co-Fundadores del Evento, el Lic. Alejandro Turelli hace el gesto deliberado de juntarme en una mesa con el grupo de chilenos, nunca se me olvidarán las palabras: “Ven Carlos, tienes que hablar con los chilenos”.
Yo no tenía idea a donde ese encuentro me iba a llevar…
Esa conexión creada por Turelli siembra la semilla para lo que terminó dando el fruto del evento de capacitación para Quiroprácticos, “Creando una Práctica Extraordinaria”, llevado a cabo en la ciudad de Santiago, Chile los días de 6, 7, y 8 de marzo de 2020.
Fue un gusto llevar a cabo la organización con la Dra. Delgado ya que su compromiso profesional para con la Fundación Chilena de Quiropráctica, interés en el evento, y su intachable ética de trabajo y comunicación fueron clave para el éxito del seminario; por esto le estoy profundamente agradecido, y sé el grupo chileno y la Quiropráctica tienen un gran aliado en Lilli.
Salgo hacia Chile la mañana del miércoles 4 de marzo, contando con 13 horas de tránsito para llegar a Santiago.
Dado que es un material que domino y llevo años enseñando, elegí realizar gran parte de la preparación del material del taller durante las largas horas de vuelo; dediqué cada hora a la preparación del material.
Cuando llego a Chile, ¡ya!
99% del material de un evento de tres días, preparado. Me sentía satisfecho con el trabajo logrado y el completar el material días antes del taller.
Al llegar a Santiago me encuentro en una bella e impresionante ciudad con única arquitectura, y gente simpática, servicial, y agradable.
En la primera mañana me voy al lobby de uno de los hoteles del área para tomar café, mientras daba los toques finales a la presentación, y listo,
¡material completado!
Ahora sólo a imprimir, y a disfrutar de la ciudad el resto del jueves y la mañana de viernes; gran sentido de logro y satisfacción.
La mesa del hotel donde trabajé no tenía cerca una toma eléctrica, por lo cual utilicé la batería de la computadora hasta agotarla. También al no ser huésped de este establecimiento, no estaba conectado a la internet, y por lo tanto nada del material que había trabajado hasta ese momento se había podido subir a la nube…
Llego al establecimiento de impresos del área, donde a mi sorpresa
comienza mi gran aventura...
Al buscar el cable de la computadora me percato que no estaba en su bulto.
Bueno, pues ni modo, pienso: “Ah, tiene que estar en el hotel donde tomé café”,
regreso al hotel y nada.
Okay, “Pues tiene que estar en la habitación de mi hotel”,
regreso a mi hotel y al entrar a la habitación, ¡nada!
Okay tranquilo, “Ah, donde está es en el carro del taxista que me transportó desde el aeropuerto.” Le llamo y en el carro no está.
En ese momento se me fue todo el optimismo y la tranquilidad al piso y al hacer recuento mental del día anterior, concluyo en espanto, que el cable se me quedó en el asiento del avión en el que llegué a Chile, y lo doy por perdido.
Ahora me encuentro sin cable, sin batería en la computadora, y sin acceso al material del evento a escasas 24 horas de comenzar el taller de tres días, en otro país, y ante un grupo de colegas que no conozco…
Las próximas 9 horas fueron en la compañía de un superhéroe, el taxista Mario Navarrete (cel: +56 9 7985 0667) quien me ayudó a buscar en todas partes de la ciudad de Santiago un cable de reemplazo.
En un momento Mario me dice:
“¿Por qué no llamamos a la línea aérea?”
A lo cual contesté las célebres palabras:
“No, para qué, eso se perdió.”
Mario me llevó “de la mano” a unas 5 tiendas distintas hasta que ya terminando el día laborable en la última tienda, un pequeño negocio familiar, tenían el reemplazo. Se confirmó que fuera el correcto y que la computadora prendiera y funcionara apropiadamente.
Hay que decir que, sin el conocimiento local, energía, e interés por ayudar de Mario, no habría manera de dar con el reemplazo.
Wow, ¡que alivio!
Finalmente tengo el cable, todo está bien, es cosa de imprimir el material y ya… Y esa noche, a cenar con la Dra. Delgado lo cual previamente habíamos acordado.
Al regresar a la casa de impresos y conectar la computadora a la toma eléctrica no prende. Al revisar me doy cuenta de que el cable ahora no estaba funcionando;
¡quéeeeeeeee!
Y como si fuera poco, ya el establecimiento donde compré el cable estaba cerrado.
Resignado deduzco que la solución era comprar una computadora nueva temprano el próximo día, bajar de la nube el material incompleto, y comenzar nuevamente con ahora sólo una parte de la mañana antes de inicio del evento para lograrlo.
Tomo un Uber que me lleve de vuelta a mi hotel, donde no hago más que llegar, y recibo el mensaje de la Dra. Delgado que ya estaba en el Lobby,
“What?!”
Sí, me di el duchazo más rápido de mi vida, hice ejercicios de respiración y relajación, y bajé a encontrarme con la Doctora, sin haber resuelto el dilema de la computadora ni el material…
Después de un día tan LOCO, el ver a Lili me brindó un respiro y una agradable pausa a todo el drama. Quienes conocen a Lili saben que puede transmitir esa tranquilidad.
Al comentarle sólo un 10% de lo ocurrido, Lili me dice:
“Pero, me hubieras dicho,
tengo mi computadora y te la presto”.
Sus palabras levantaron de mis hombros una tonelada estrés, cambiaron totalmente mi perspectiva y estado mental hasta ese momento; nos fuimos a cenar y pasar un excelente rato…
Ahora con la computadora de Lilli, después de la cena “rompí la noche” preparando nuevamente todo el material para en la mañana imprimirlo y literalmente, llegar directo al salón del taller sólo unos minutos antes de comenzar.
Wow!, aun no puedo creerlo…
Una vez comenzó el evento, todo se transformó. La calidez, valor humano, y simpatía de los presentes me hizo sentir en casa. Ahí mismo me di cuenta que todo el drama vivido en los días anteriores había valido la pena para poderme presentar ante esta única audiencia.
Al evento asistieron Colegas con sus Asistentes de México, Venezuela, Perú, Argentina, y por supuesto de distintas regiones de Chile.
Gran grupo de profesionales vitalistas quienes me hicieron sentir en casa, con su interés en mis experiencias, conocimientos, e historias.
Los próximos tres días de enseñanza fueron intensos, gratificantes, e inolvidables, todo desde el punto de vista de crecimiento profesional como personal.
Qué gran grupo de colegas, ahora nuevos amigos.
Me resulta claro al conocer a estos profesionales, que el futuro de nuestra profesión en Hispanoamérica es brillante, y está en las manos correctas.
El fin del último día fue muy emotivo con todos los agradecimientos, felicitaciones, regalos, y atenciones de parte de los presentes. Memorias que atesoraré el resto de mi vida.
Mi última noche en Chile, literalmente me retiré a mi habitación a eso de las 6:00 pm y muerto quedé hasta el otro día, el día de mi regreso.
Pero aquí no termina la aventura…
Ya en el mostrador de Copa Airlines, haciendo “Check-In” me acuerdo de las palabras de Mario: “¿Por qué no llamamos a la línea aérea?”
Ya te podrás imaginar lo que pasó…
Sí, le pregunté a la asistente en el mostrador de Copa, envió un mensaje de voz por WhatsApp, y en 5 minutos apareció mi cable.
Aquí va…
¡Debí haber escuchado a Mario!
Al hacerle la historia del drama a la asistente de Copa, un joven empleado que estaba escuchando al lado de ella me dice:
“Bueno, tranquilo, ya todo está picho caluga”
No entiendo ni una palabra, y al preguntarle qué quería decir me dice:
"Tranquilo, ya todo está bien."
Bueno, ya de regreso a mi hogar a mi esposa y familia, recargado, feliz, satisfecho, y listo para volver a Chile.
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