Una de las carasterísticas que destacan a la Florida (EUA) es que 30% de su extensión territorial es pantanosa. A pesar de esto, hacia inicios del siglo pasado, comienza la primera burbuja de bienes raíces en ese estado.
En la época, una compañía de construcción elije a uno de sus obreros, le llama, y le encomienda el secar un pantano y preparar el área para la construcción de una casa.
El obrero llega el primer día al pantano con sus equipos para comenzar la encomienda para la cual había sido elegido.
A su sorpresa y espanto, se encuentra en el lugar un cocodrilo gigante, el cual le imposibilitaba comenzar a trabajar.
Sin pensarlo mucho, y con gran cuidado, se dispuso a sacar a la gran bestia del pantano; costándole todo el día de trabajo.
Al día siguiente, regresa al pantano con sus equipos a comenzar su encomienda, y a qué no sabe qué se encontró. ¡Exacto, otro cocodrilo!
Dándose cuenta de que resultaría más rápido, en esta ocasión toma la decisión de luchar con el cocodrilo para sacarlo; luego comienza a secar el pantano.
Al día siguiente regresa al pantano con sus equipos a continuar la encomienda para la que había sido elegido, y a que no sabes qué se encontró. ¡Exacto, otro cocodrilo!
Y una vez más tuvo que luchar con el cocodrilo, antes de continuar tratando de secar el pantano.
La versión corta de la historia es que el obrero nunca se rindió ante los cocodrilos y se convirtió, en el Mejor Luchador de Cocodrilos del Mundo…
¿…a qué no sabes qué pasó con la encomienda para la cual había sido elegido, y llamado? Exacto, nunca lo logró secar.
Como quiroprácticos, inevitablemente nos encontraremos “cocodrilos” en nuestras carreras, los cuasles tendremos que “luchar”, esto es parte indispensable de nuestro desarrollo personal, espiritual, y profesional.
Lo importante es nunca perder el foco de cuál es la encomienda para la que fuimos elegidos, y llamados.
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