Soy un madrugador empedernido, me encanta levantarme antes de que salga el sol, es en este periodo cuando más creativo y productivo soy.
Esta madrugada, a eso de las 2:30am de Puerto Rico me encuentro en WhatsApp las preguntas de uno de mis colegas y amigos, Abraham Talledos.
El que Talledos me considere para hacer esas preguntas me alaga, y estas llegaron en la madrugada, el momento preciso para contestarlas; mi contestación a estas se convierte en este BLOG.
Sé que son interrogantes de muchos, e inclusive en ocasiones semilla de gran discordia y acaloradas discusiones.
Estas fueron sus preguntas:
Antes de llegar al punto del cuidado efectivo:
¿Cómo decidimos cuantas visitas deberá tener nuestro paciente?
¿Cómo decidimos la frecuencia de estas visitas?
¿Cómo sabemos cuándo es el momento de cambiar de etapa?
¿Cómo decidimos cuantas visitas deberá tener nuestro paciente?
No sabemos cuántas visitas el paciente necesita. Lo más cercano que tenemos es un aproximado de tiempo.
Ese aproximado de tiempo va a depender de varios factores:
Cuadro clínico del paciente
Expectativa de alcance clínico del profesional con ese caso. Quiere decir, es la expectativa del profesional:
Alivio sintomático
Estabilización y fortalecimiento
Restauración postural
Bienestar
Expresión de óptimo potencial humano Claro está, cada nivel de expectativa clínica va a dictar un rango de tiempo de cuidado muy distinto.
Técnica usada por el Quiro y su competencia con esta
Experiencia
Finalmente, y tomando todos los puntos anteriores en consideración, una vez tenemos un rango de tiempo estimado, podemos preparar un Plan de Cuidado sensible.
Los programas de certificación en técnicas quiroprácticas tienen guías en cuanto a frecuencia de visitas, periodos de reevaluación, progreso esperado, etc.
Sabiendo el rango de tiempo estimado y con la guía de la técnica que usamos, podemos estimar un aproximado de visitas a lograrse durante el tiempo estimado.
En nuestras oficinas y la de nuestros clientes, hemos eliminado totalmente de la conversación diaria el “número de visitas”, hoy hablamos exclusivamente de rangos de tiempo. El número de visitas es exclusivamente para nuestro equipo de trabajo y elementos administrativo/económicos.
¿Cómo decidimos la frecuencia de estas visitas?
La frecuencia de las visitas es dictada inicialmente por los protocolos enseñados por la técnica que usa el Quiro, a la luz de la etapa del cuidado en que se encuentra el paciente, y finalmente por la experiencia del profesional con esta.
¿Cómo sabemos cuándo es el momento de cambiar de etapa?
Cada Plan de Cuidado (recomendaciones globales) debe tener una meta definida, otra vez, basada en la expectativa clínica del profesional, y otros elementos antes mencionados.
A su vez, ese Plan de Cuidado no se debe llevar a cabo sin ninguna introspección, análisis, o reevaluación, sino que debe componerse de distintas etapas. No me gusta el término, pero el nombre del plan de lo que se va a lograr en cada una de estas etapas, y la identificación de su inicio y final, se conoce generalmente como Plan de Tratamiento (PT).
Por ejemplo, el Plan de Cuidado de un colega para su paciente podría ser:
Alcanza alivio
Restauración de movimiento
Mejora postural
Reducción en hallazgos de palpación
Basado en su expectativa clínica, técnica, experiencia, y el cuadro clínico del paciente, el colega estima que esto debe tomar 3-4 meses, ese es el Plan de Cuidado. Ahora bien, la meta del 1er Plan de Tratamiento (PT) puede ser, alcanzar alivio, la del 2do PT, evidenciar restauración de rangos de movimiento, 3er PT, mejora postural, y así sucesivamente… Una vez se alcanza la meta del PT estamos listos para la próxima etapa. Vale la pena mantener en mente que, en muchas ocasiones los cambios bajo el cuidado quiropráctico pueden ser paulatinos. por esto en ocasiones no hace sentido tratar de establecer en qué etapa se encuentra el paciente en cada visita. Por esto, lo que hace más sentido clínico y práctico es establecer un protocolo de reevaluación periódica; otra vez, basados en la técnica, experiencia, y expectativa clínica del colega. De ahí el que en algunas oficinas, por ejemplo, se reevalúe al paciente cada 4 semanas, 3 meses, o 6 meses dependiendo de la etapa de cuidado en que se encuentra el paciente. Claro está, es inevitable que existan casos que por su historial requieran se altere ese ritmo de reevaluación. Exactamente, cómo sabemos cuándo cambiar de etapa va a depender de los recursos clínicos de reevaluación que el colega tenga a la mano, y los resultados logrados en relación al PT establecido dentro del Plan de Cuidado.
Por ejemplo:
Palpación
Consulta
Rangos de movimiento
Radiografía
Postura
Termografía
Miografía superficial
Cuestionarios avanzados de bienestar
Etc…
Confío lo anterior aclare las interrogantes del lector. La explicación es extensa y elaborada, pero su implementación práctica en simple.
Todo lo mejor, Carlos
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